Cuando la muerte pide paz y no venganza
SAL EMERGUI desde Tel Aviv
13 de agosto de 2009.- Por edad, Robi podría ser la madre de Ali. Por nacionalidad, podrían ser simples enemigos. Por su trágica experiencia personal, Robi y Ali deberían odiarse.
Pues no. Todo lo contrario. La israelí Robi Damelin (65) y el palestino Ali Abu Awwad (37) cooperan en una empresa humana que rompe el círculo de la violencia. Genéticamente no son familia pero se sienten unidos por la misma sangre derramada.
Hace siete años, un francotirador palestino mató a David, el hijo de Robi, mientras servía en el Ejército. Hace nueve años, un soldado israelí mató a Yousef, hermano de Ali. Con la autoridad que les da el sangriento precio pagado, Robi y Ali son dos caras del dialogo. Y del Círculo de Padres-Foro de Familias, creado para poner voz a israelíes y palestinos en el recuerdo de sus víctimas y la exigencia de otro camino. La voz racional y firme en el desierto de la incomprensión.
Llevan su mensaje de reconciliación por todo el mundo. Aquí y fuera. Desde Londres hasta Madrid. De Tel Aviv a Ramala, pasando por Japón. Sin olvidar Asturias, donde estuvieron recientemente. Su trabajo se explica con el siguiente y revelador dato: La Casa Árabe y la Casa Sefarad-Israel han presentado conjuntamente la candidatura de esta ONG al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2009. Ya se han reunido varias veces con el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
"Sé que el asesino de mi hijo está en la cárcel y que si se produce el canje del israelí secuestrado por Hamas, será puesto en libertad. ¿Qué sentido tiene odiarle? ¿Me va a devolver a mi David? No. El asesinato de mi hijo me hizo entender el círculo de la violencia y enterarme que el palestino que mató a mi hijo y otros nueve israelíes había visto de niño cómo el Ejército había matado a su tío. El apostó por el camino de la venganza", nos cuenta.
Ali-que vive cerca de Hebrón y para llegar a Israel necesita siempre permisos especiales- recuerda el fatídico año 2000. "Hubo una discusión entre un soldado y mi hermano. Yousef no se imaginó que la pelea acabaría con el disparo del soldado. No sé si quiero saber o no donde está ahora ese soldado. Quizás sí porque es importante que sea haga justicia del asesinato", cuenta Ali que en esa época estaba herido y hospitalizado en Arabia Saudita por los disparos de un colono. Antes, estuvo cuatro años en la cárcel israelí por participar en la primera Intifada.
"Cuando me dijeron que mi hermano murió, me sentí roto. Todo el odio y rabia eran un veneno que tenía en mi cuerpo. El Círculo de Padres me lo ha extraído. Antes, los israelíes eran para mi el diablo", confiesa Ali.
"Conocí a Robi en el 2003 en una comitiva al Vaticano. La Radio del Vaticano quería entrevistarnos y Robi y yo renunciamos ver al Papa para hablar en la emisora", recuerda Ali mientras Robi -originaria de Sudáfrica que llegó a Israel en el 67- añade: "Fue la primera vez que escuché su historia y él la mía. Los dos y el presentador de la radio nos pusimos a llorar. La narrativa personal de los que formamos esta asociación es lo que construye el feeling entre nosotros. El dolor es el mismo dolor. No hay diferencias entre el dolor de una madre palestina y el de una israelí".
"Tras el asesinato de mi hijo, me dije que no quiero que nadie mate a nadie en su nombre. ¿A quién debo matar para devolver la vida de mi hijo? Cuando asistí al Círculo ví por primera vez a padres palestinos que compartían el mismo dolor", dice emocionada Robi.
El Círculo fue fundado por Isaac Frankental, cuyo hijo de 19 años murió en un atentado del grupo islamista Hamas. Hoy son más de 500 Quijotes palestinos e israelíes. "Los dirigentes deciden a través de los sentimientos. Los israelíes usan el miedo para no tomar las decisiones necesarias y los palestinos se basan en la frustración y el odio que provoca la ocupación. El miedo israelí y enfado palestino dominan el cerebro", dice Ali. "El Círculo es el ejemplo de cómo se puede hablar. No ofrecemos la solución del conflicto sino la voluntad de solucionarlo. El fin de la ocupación israelí es primordial", añade.
Ali y Robi han estado cuatro veces en España dando conferencias en colegios e instituciones, organizadas por la asociación Infomedio. "En una de las clases en Asturias, contemplé muchos adolescentes con Kefia y militantes de la causa palestina. Estoy segura que no saben donde está Israel en el mapa ni las causas del conflicto. Era importante que vean y escuchen por primera vez a un palestino y a un israelí. Que vean que el dialogo es posible. Que apoyen la reconciliación y no solo un lado".
Nos encontramos en Yafo -sur de Tel Aviv- en un encuentro del Círculo que se despide de Roni Hirshenson. Un israelí que, tras perder dos hijos en la Intifada, decidió dar un paso adelante. "En lugar de pedir venganza y perpetuar el círculo de violencia, quería cambiar la situación", nos dice emocionado tras las no menos emocionantes palabras del palestino Jaled, amigo y miembro de este grupo humano.
Desde el dolor del conflicto y la esperanza de su solución, prometen seguir difundiendo su mensaje. "La paz sólo se consigue desde abajo y no desde pomposas conferencias internacionales", coinciden Ali y Robi que comparten un mismo drama y un mismo sueño.
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