Cruzada contra la guerra
El proceso de paz palestino-israelí es, desde hace años, rehén de obcecados fanáticos y exaltados idólatras que se atribuyen -en exclusividad- la representación terrenal de Dios. Mientras esté a su alcance, seguirán haciendo lo imposible para cerrar el mínimo resquicio en la ventana de oportunidad cada vez que se abra. Lo han logrado en el pasado, una y otra vez, y seguirán haciéndolo mientras israelíes y palestinos y la comunidad internacional no los enfrenten con la voluntad y el ánimo necesarios para quitarlos de en medio.
En el agitado mar en el que israelíes y palestinos bregan para arribar a buen puerto, se divisa una isla de paz, en la que un singular grupo de víctimas de su conflicto intenta rehacer sus vidas, fijándose como meta acercar a sus pueblos. Son israelíes y palestinos que han perdido en esta guerra familiares de lo más cercanos. También ellos son víctimas inocentes. Sin pedir anuencia a nadie, muchas veces contracorriente, sufriendo incomprensiones, se han agrupado en un movimiento que lejos de predicar la venganza y el odio, promueve la reconciliación entre palestinos e israelíes, sobre todo a traves del logro de un mejor conocimiento mutuo.
Han hecho de sus vidas una ¨cruzada¨ contra la guerra. Es el Círculo de Padres-Foro de Familias, integrado por más de quinientas familias que han perdido en el conflicto a parientes de primer grado. Fué fundada en 1995, mientras avanzaba el promisorio proceso de Oslo, que, inaugurado en 1993, condujo al reconocimiento mutuo entre Israel y la Organización de Liberación de Palestina y marcó el inicio del proceso negociador palestino-israelí. Aquellos que entonces creían ver la luz al final del tunel, se decepcionaron rápidamente. Un año después, la ventana de oportunidad fué atrancada y tapiada, prácticamente hasta hoy, pese a los periódicos intentos de reabrirla.
Es conmovedor que el duelo por un ser querido, en lugar de engendrar animadversión, haya motivado a estos israelíes y palestinos a contribuir a la paz entre sus pueblos. Su valiente labor ha tenido un impacto nada despreciable en sus respectivas sociedades. Nada fácil es promover la reconciliación, pero las dificultades no han desanimado a sus miembros: buscando el cambio de percepciones mutuas han transmitido su ideal a los centenares de miles de alumnos que han asistido a sus encuentros. Su labor se extiende a otros ámbitos, como el cultural y el mediático. En el marco de su actividad internacional, sus representantes han estado en España, media decena de veces.
En un gesto digno de elogio, Casa Sefarad-Israel y Casa Árabe acaban de presentar conjuntamente la candidatura del Círculo para el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Pocas cosas estimularían más a este puñado de israelíes y palestinos que este prestigioso premio a la concordia.
Samuel Hadas
La Vanguardia, 31 de julio
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